Siero residencia de ancianos

La importancia de la hidratación en personas mayores

La importancia de la hidratación en personas mayores

El paso del los años afecta al cuerpo de muchas maneras, incluso en lo que respecta al equilibrio hídrico; es decir, a la diferencia entre la cantidad de agua que ingresa y pierde. De ahí la importancia de prestar atención a la hidratación de las personas mayores.

Diferentes factores como la toma de medicamentos, las alternaciones en el funcionamiento renal, trastornos cognitivos como la demencia o la disminución de la sensación de sed incrementan el riesgo de deshidratarse en esta etapa de la vida.

En muchos casos, este problema no se detecta a tiempo, al confundirse con otras afecciones comunes en la tercera edad, como el cansancio, la somnolencia, la confusión o la sequedad de la piel y las mucosas. Y esa deshidratación puede derivar en problemas graves, de tipo cardíaco o renal.

 

¿Por qué es tan importante una correcta hidratación en la edad avanzada?

El agua es imprescindible para que el organismo funcione bien. Y es que, entre otras cosas, gracias a ella se regula la temperatura, se hace la digestión y se eliminan residuos a través de la orina.

Una ingesta adecuada de líquidos también está relacionada de forma directa con el rendimiento cognitivo, el funcionamiento del corazón o la prevención del estreñimiento. En definitiva, el agua es vida.

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Consejos para una buena hidratación en la vejez

En nuestra residencia para mayores cerca de Mieres trabajamos para que los residentes consuman a diario la cantidad adecuada de líquidos. Estas son algunas de las prácticas que llevamos a cabo para conseguirlo.

  • Repartimos bebidas durante todo el día, no solo en las comidas.
  • Fomentamos el consumo de bebidas variadas, como agua con frutas, caldos, infusiones o zumos naturales.
  • Favorecemos una alimentación para personas mayores con alto contenido en agua, como frutas frescas o verduras cocidas.
  • Prestamos especial atención en días calurosos o ante procesos que aumentan la sudoración, como la fiebre.
  • Supervisamos más de cerca a quienes toman medicamentos diuréticos, presentan trastornos cognitivos o tienen dificultades para tragar.

Unas estrategias pensadas para favorecer la calidad de vida de nuestros residentes, con las que evitamos situaciones de riesgo frecuentes en la edad avanzada.

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